martes, 28 de abril de 2015

BEBE RUBIA LA CERVEZA
Miraste al fondo, en el fondo, hacia el fondo, hasta el fondo y caíste en lo más hondo.                                                                
Llevaba una rubia en la mano izquierda, tenía el meñique hacia ti involuntariamente, en sus labios descansaba un arma que mataba lentamente cuyo humo se mezclaba con ese champú de frutas tropicales que la hacía tan apetecible. Colgó el teléfono por séptima vez, tanto tú como ella detestabais a ese insistente novio que no la dejaba respirar.

Sonaba Extremoduro de fondo y ella movía livianamente la cabeza al ritmo de ese sólo de guitarra. Al verte sonrío y sacó un cigarrillo recién liado de su mochila de Nirvana, eso te recordó a aquella frase de Kurt Cobain que te soltó cuando le dijiste cuando le dijiste que su estilo era demasiado estrafalario: “Ellos se ríen de mí por ser diferente, yo me río de ellos porque son todos iguales.” Eso te recordó al silencio que escribiste después de que te dijera eso y de cómo te diste cuenta que ella no era igual a las demás, que era un imposible pero si tenías la mínima oportunidad no la dejarías escapar. Tu vida de ojos rojos, puños en sangre, festivales, conciertos, porros y otras mierdas se redujo a un instante. Sabías que no morirías hasta probar la mejor droga, su éxtasis.

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